Una vez cada tres años, el primer domingo posterior a la fiesta de San Froilán, la Agrupación Musical de la Cofradía se dirige hacia el domicilio del hermano elegido como Maestre en la Asamblea General Extraordinaria, celebrada en los últimos días de Pascua, para regir los destinos de la Cofradía. Previamente, realizará un pasacalles por el barrio del elegido para, con su música, hacer sentir a todos los vecinos de ese barrio, porque a partir de ese momento vivirá entre ellos el nuevo maestre de la Cofradía Santo Sepulcro-Esperanza de la Vida.
Mientras tanto, a casa del Maestre habrán ido llegando los distintos miembros de la Junta de Freires (Junta de Gobierno) que van a tomar posesión ese mismo día. Comenzarán a vestirse con el hábito de la Cofradía (seguro que alguno habrá olvidado los guantes o el cíngulo) para celebrar ese día de fiesta. Antes de salir juntos de casa del Maestre, hacía el templo de las MM Concepcionistas, donde se celebra la eucaristía de la toma de posesión, compartirán una parva. En ella no faltarán las cerezas en orujo y el orujo de las cerezas, quizá acompañadas de unos dulces.
Esta costumbre del orujo procede de la primera toma de posesión. En aquella ocasión, los miembros de la recién nombrada Junta de Gobierno, se encontraban en casa del Maestre de la Cofradía, el hermano José Antonio Fresno Castro. Y, éste, se planteó que , mientras unos y otros iban llegando y él terminaba de vestirse (en algunas ocasiones llega un poco apurado a los sitios..), habría de agasajar a sus invitados para hacer menos pesada la espera. Y, claro, no habría previsto nada en particular, tal vez un café o un chocolate que, además, no tenía tiempo de preparar. En casa había algo que podía servir, utilizado por nuestros abuelos para solucionar los dolores de barriga de los niños, las cerezas en orujo. Y se dijo: por qué no servirlas como parva, que además contribuirán, con el orujo, a relajar los nervios del momento. Y así fue, y se convirtió en costumbre que, cada año, el día de la fiesta de la Cofradía y, por supuesto, en la toma de posesión se han de tomar los frutos del cerezo convenientemente macerados. Por cierto, con el tiempo, el tentempié se extendió a los miembros de la Agrupación Musical.
Perfectamente uniformados y reconfortados, se inicia la procesión, a ritmo de marcha ordinaria, que parte de casa del Maestre, hasta el templo conventual. Su estructura siempre la misma: El guión de la Cofradía, la Agrupación Musical y los hermanos de la Junta de Gobierno en el orden inverso a su cargo en la nueva Junta. Unos con la capa blanca sobre sus hombros y otros, los que incorporan por primera vez a la Junta, con la capa en brazo, camino de su imposición solemne.
Llegado al templo conventual, saludos y agasajos diversos y comienzo de la celebración eucarística, presidida por el Capellán de la Cofradía. Y, nuevamente, los ritos se suceden. Entrada solemne en procesión, mientras suena una marcha interpretada por la Agrupación, colocación de los asistentes según un protocolo particular, textos para la celebración propios(algunos de los cuales han inspirado posteriormente a otras cofradías de la ciudad y fuera de ella),etc.
Y llegamos al instante donde los nervios hacen su aparición: El momento de imponer las capa a los nuevos miembros de la Junta de Gobierno y la entrega de la vara al Maestre y los Freires con un texto y poses caballerescos, pues en la ceremonia de cruzamiento de caballeros de la Orden del Santo Sepulcro están inspiradas. Gestos como: recibir la vara de rodillas, colocación a ambos lados del Maestre y el golpe final de la vara del Maestre que fija el inicio de la marcha que interpreta la Agrupación Musical para completar musicalmente la ceremonia.
La eucaristía tendrá otros ritos como la paz, en la que los participantes cruzarán sus brazos dos veces, para intercambiar el saludo de la paz, o el besapié al titular que cerrará la ceremonia.
Y la fiesta continúa de la mesa de la eucaristía, a la mesa de algún restaurante de la ciudad en la que, sin un menú prefijado, los invitados, los hermanos de la Cofradía y sus familiares compartes mesa y mantel. La jornada en ocasiones se alarga de tal modo que, no es extraño, finalizar en casa de algún miembro de la Junta de Gobierno, compartiendo alguna otras viandas a la hora de la merienda.