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Camino de la Luz

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Temprano se inician los últimos preparativos de la procesión, en el Mercado de ganados, con un numeroso grupo de hermanos, citados para trasladar los pasos hasta el atrio catedralicio. Madrugones, después de procesiones intensas del Viernes Santo. Algunos de los hermanos con un "look" desacostumbrado, en zapatillas y pantalón vaquero, chocolate compartido para desayunar, pero todos dispuestos a trabajar para el día más importante del año, nuestro Camino de la Luz recorrerá las calles de León.

Entre todos, y con la inestimable ayuda de los empleados del Ayuntamiento, se trasladan los pasos hasta la Catedral. Después, distribución de trabajos, preparativos en el Seminario para la llegada y repaso general de los cometidos y funciones antes, durante y después de la procesión. Comida de trabajo y tiempo para adecentarse, antes de vestir la túnica.

Al llegar al atrio Catedralicio, el goteo de túnicas negras, tocadas con el blanco inmaculado del capillo, es incesante. Antes de comenzar a organizar la procesión, la Junta de Gobierno espera la llegada de la procesión del Santo Cristo del Desenclavo y se estrechan lazos entre ambas Juntas. Al terminar, los braceros a su sitio, los miembros de la agrupación musical al suyo, otros con los incensarios, cruz, ciriales, guiones y las tablas con textos propios de la Noche Pascual.

En estas tablas van condensados los elementos propios de la Vigila Pascual, pues hacen referencia a los símbolos utilizados durante la celebración de la Resurrección de Cristo, la Vigilia Pascual: el cirio "Yo soy la Luz del Mundo", el fuego "El fuego que rasga la noche oscura de la humanidad" y el agua "Yo soy el manantial del agua viva".

Estos símbolos y la imagen de Jesús, el Hombre Nuevo, componen uno de los pocos pasos alegóricos que procesionan en nuestra Semana Santa.

Durante el recorrido, a las puertas de la Iglesia de San Martín, del templo de las Madres Concepcionistas, de la Iglesia de San Marcelo la procesión detiene su caminar, para entregar el fuego portado en el paso del Hombre Nuevo, que después servirá para encender el Cirio Pascual. Las Madres Concepcionistas despiden la imagen de su bien amado Santísimo Cristo Esperanza de la Vida, con el canto "Cristo la Luz".

En la llegada a la S.I. Catedral, tras los honores habituales en las procesiones, con los pasos en el suelo, un representante del Cabildo catedralicio recibe el fuego que ha sido llevado por la calles de la ciudad y lo incorpora a la hoguera que se utilizará para encender el Cirio Pascual. Tras entonar la aclamación: “Luz de Cristo", se van encendiendo, una a una, las velas de todos los feligreses que asisten a la Vigilia Pascual. Con este Rito del Fuego, da comienzo la celebración, oficiada por el Rvdmo. y Excmo. Sr. Obispo, que continúa su ritmo con las liturgias de la palabra, bautismal y eucarística.

En el exterior, algunos hermanos se encargan de recoger y guardar los pasos, trasladándolos al Mercado de Ganados y preparando las flores para repartirlas equitativamente entre todos los hermanos.

Avanzada la noche, próximos a la una de la madrugada, una vez finalizada la Vigilia, la Cofradía invita a todos los asistentes a celebrar la Pascua con mistela y unos dulces. Y, juntos, a recoger como hermanos y dejar preparado para la normalidad del lunes siguiente en el Seminario.

Intencionadamente, dedicamos un capitulo de nuestro recorrido por la costumbre a este libro, que llama la atención por su nombre. Es el Memento o libro de difuntos. En él se encuentran recogidos los nombres de todos y cada uno de los hermanos que han fallecido, siendo miembros de la Cofradía. Está siempre presente en las procesiones, junto al Santísimo Cristo Esperanza de la Vida, titular de la Cofradía, en las tomas de posesión, en las ceremonias de Admisión de Hermanos. Acompañado por una vela encendida, en recuerdo de la que recibieron un día los hermanos, cuando fueron admitidos en la Cofradía.